El acceso a agua potable de la población de Nikki es prácticamente nula y está limitada a un grupo reducido de personas que por sus recursos económicos pueden acceder al agua mineral embotellada. Por otro parte, el conocimiento de la población sobre qué agua es óptima para el consumo es también muy reducido, ya que no existen medios para diferenciar entre el agua clarificada y el agua potable.
La tecnología económicamente más accesible de filtros de arena llega a Nikki de la forma de una pequeño comercio gestionado por la asociación de albañiles.